Acerca de nosotros

Somos un grupo de cursillistas que vivimos en Canadá y queremos ser fieles al Carisma Fundacional del Movimiento. Carisma recibido por Eduardo Bonnín, fundador del mismo. Nuestro deseo es propagar el Carisma del Movimiento. De esta manera se podrá continuar con lo que Eduardo fundó. Evitando así las desviaciones, modificaciones o agregados que con buena intensión se hacen pero que se alejan de lo que son verdaderamente los Cursillos de Cristiandad.

Eduardo define así:

"El Cursillo de Cristiandad es un movimiento que, mediante un método propio, intenta, y por la gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad para hacerlas convicción, voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario".

sábado, 18 de febrero de 2012

Que bien se esta aquí.

«Su rostro resplandecía como el sol» (Mt 17,2)...Revestido de la nube de la carne, hoy, la luz que ilumina a todo hombre (Jn 1,9) ha resplandecido. Hoy glorifica esta misma carne, la muestra deificada a los apóstoles para que ellos mismos la revelen al mundo. Y tú, ciudad dichosa, gozarás eternamente de la contemplación de este Sol, cuando «descenderás del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo» (Ap 21,2). Nunca jamás este Sol se pondrá para ti; permaneciendo él mismo eternamente, lucirá una mañana eterna. Este Sol nunca jamás se verá velado por ninguna nube, sino que brillará sin cesar, y te alegrará con una luz sin ocaso. Este Sol nunca más deslumbrará tus ojos sino que te dará la fuerza para mirarlo y te dejará encantada por su esplendor divino... «No habrá más muerte, ni luto, ni gemidos, ni penas» (Ap 21,4) que puedan ensombrecer el resplandor que Dios te ha dado porque, como dice Juan: «El mundo ha pasado».
Este es el Sol del que habla el profeta: «Nunca más tendrás necesidad del sol para alumbrarte ni de la luna para iluminarte, porque el Señor tu Dios será tu luz para siempre» (Is 60,19). Esta es la luz eterna que brilla para ti en el rostro del Señor. Oyes la voz del Señor, contemplas su rostro resplandeciente, y llegas a ser como el sol. Porque es en su rostro que se reconoce a alguien, y reconocerle, es como ser iluminado por él. Aquí abajo lo crees en la fe; allí le reconocerás. Aquí lo captas por la inteligencia; allí serás captado por ella. Aquí ves «como en un espejo»; allí le verás «cara a cara» (1C 13,12)... Entonces se cumplirá este deseo del profeta: «Que haga brillar su rostro sobre nosotros» (Sl 66, 2)... Te gozarás sin fin en esta luz; con esta luz caminarás sin cansarte. En esta luz verás la luz eterna.

Pedro el Venerable (1092-1156), abad de Cluny, Sermón 1 para la Transfiguración; PL 189, 959

domingo, 12 de febrero de 2012

Un cuento de Anthony de Mello, SJ.

Era un día lluvioso y gris. De pronto, me encontré a una niña tiritando de hambre y de frío.
Me encolericé y le reclamé a Dios:
"¿Cómo es posible Señor, que habiendo tanta gente que vive en la riqueza, permitas que esta niña sufra hambre y frío?  ¿Cómo es posible que te quedes ahí tan tranquilo, indiferente ante tanta injusticia, sin hacer nada?“. ..
 
… Después de un largo silencio,sentí la voz de Dios que me contestaba:
  “ ¡Claro que he hecho algo! 
      ¡Te hice a ti! "

sábado, 11 de febrero de 2012

Cristo se da a sí mismo en alimento

La comunión acrecienta nuestra unión con Cristo. Recibir la Eucaristía en la comunión da como fruto principal la unión íntima con Cristo Jesús. En efecto, el Señor dice: "Quien come mi Carne y bebe mi Sangre habita en mí y yo en él" (Jn 6,56). La vida en Cristo encuentra su fundamento en el banquete eucarístico: "Lo mismo que me ha enviado el Padre, que vive, y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí" (Jn 6,57)...
Lo que el alimento material produce en nuestra vida corporal, la comunión lo realiza de manera admirable en nuestra vida espiritual. La comunión con la Carne de Cristo resucitado, vivificada por el Espíritu Santo y vivificante (PO 5), conserva, acrecienta y renueva la vida de gracia recibida en el Bautismo. Este crecimiento de la vida cristiana necesita ser alimentado por la comunión eucarística, pan de nuestra peregrinación, hasta el momento de la muerte, cuando nos sea dada como viático.
La comunión nos separa del pecado. El Cuerpo de Cristo que recibimos en lacomunión es "entregado por nosotros", y la Sangre que bebemos es "derramada por muchos para el perdón de los pecados". Por eso la Eucaristía no puede unirnos a Cristo sin purificarnos al mismo tiempo de los pecados cometidos y preservarnos de futuros pecados."Cada vez que lo recibimos, anunciamos la muerte del Señor" (1 Co 11,26). Si anunciamos la muerte del Señor, anunciamos también el perdón de los pecados...
Como el alimento corporal sirve para restaurar la pérdida de fuerzas, la Eucaristía fortalece la caridad que, en la vida cotidiana, tiende a debilitarse; y esta caridad vivificada borra los pecados veniales (Cf. Cc. de Trento: DS 1638). Por la misma caridad que enciende en nosotros, la Eucaristía nos preserva de futuros pecados mortales.

Catecismo de la Iglesia católica
§ 1391-1395

lunes, 6 de febrero de 2012

4to aniversario de la partida de Eduardo a la casa del Padre

Palma de Mallorca, 6 de Febrero de 2012.

Amigos Cursillistas:

El seis de febrero es FIESTA un año más.
Por cuarta vez, celebramos la llegada de Eduardo al Reino de los Cielos.

Eduardo estuvo marcado con una vocación especial. Desde su carácter natural y a través de su ingenio, respondiendo al llamamiento de Dios, emprendió la gran obra misional de Cursillos, distribuyendo por todo el mundo el carisma que le fue infundido por el Espíritu Santo: hacer llegar a todos, especialmente a los alejados, la noticia de que Dios nos ama.
¡Que todos lo sepan!

Porque quiso ser el “último” en recibir, se renunció a sí mismo y se puso el “primero” sirviendo y haciéndose todo en todos.
Y, sin avergonzarse del escándalo de la Cruz, anunció la ternura de Dios.
Así, sin motivo de orgullo, sino por el mandato de Jesús, se entregó totalmente a la obra del Evangelio, desde lo más fundamental: el Amor de Dios. Solamente, y nada menos, que eso. El Amor que Dios tiene a cada una de las personas. Para que lo supiéramos. Para que no se nos olvide que todos, y cada uno, podemos contar con ese Amor gratuito de nuestro Padre.

Eduardo sigue estando con nosotros y seguimos escuchando el mensaje que recibió del Espíritu Santo.
El eco de su voz nos llega invitándonos a continuar en la labor que él inició.

Tenemos que mantener la llama del espíritu de Cursillos, como fue inspirado a Eduardo, en la “vela” que ocupa el centro del metro cuadrado en el que nos movemos.
Derrochando amistad seremos testimonio del Amor de Dios para cada persona que pase a nuestro lado.

Siempre… DE COLORES !!!

Arsenio
Nos unimos en la Eucaristía de Capuchinos a las 19: 00 h.
Y en cada Eucaristía de cada uno de todos

Eduardo, ruega al Padre por nosotros.
Especialmente por cada uno de nosotros